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Introducción al castigo en el BDSM

Actualizado: 14 may 2021

El castigo es, posiblemente, la técnica más empleada en el BDSM para corregir la conducta de una sumisa. Aunque a primera vista puede parecer algo muy simple, antes de utilizar los castigos es aconsejable tener en cuenta algunos puntos esenciales.


BDSM: Introducción al castigo

Una parte importante de muchas dinámicas BDSM es la atención a la disciplina. La disciplina es el conjunto de normas y hábitos establecidos por su Amo que son el marco de actuación de una sumisa; es decir, las pautas de comportamiento de la sumisa.


Durante el adiestramiento de la sumisa, es decir, durante el periodo en el que su Amo la enseña a comportarse según sus preferencias, la sumisa puede incurrir en desviaciones de la conducta que le ha enseñado su Amo. Para corregir estas desviaciones, uno de los métodos empleados es la aplicación de un castigo.


Existen dos tipos de castigos: los castigos positivos, que consiste en la aplicación de algo desagradable para la sumisa (por ejemplo, hacer que limpie el cuarto de baño con un cepillo de dientes), y los castigos negativos, que consiste en la retirada de algo agradable para la sumisa (por ejemplo, prohibirle tener un orgasmo).


La idea del castigo se basa en gran medida en la investigación psicológica en el área del conductismo. Consiste en técnicas con base científica que sirven para alterar efectivamente el comportamiento de un individuo.


Iván Pavlov, John B. Watson y B. F. Skinner son los principales referentes de la teoría psicológica del conductismo. Puedes leer un con mucho más detalle sobre cómo modificar conductas en el artículo Las técnicas de modificación de conducta en el BDSM.

Muchas personas realizan actividades que no siempre son agradables para las sumisas, como azotes regulares, que no tienen la intención de alterar el comportamiento de las sumisas, sino más bien de proporcionar placer a una o ambas partes. Sin embargo, es importante distinguir la diferencia entre estas actividades y los castigos. Los castigos son consecuencias de acciones negativas (desviaciones de las conductas establecidas), ya sean infracciones de normas establecidas específicamente, o de conductas generales tácitas, como la malicia, el desafío o las conductas peligrosas.



Consideraciones fundamentales previas


Antes de entrar en algunas ideas específicas para los castigos, hay algunos puntos importantes que hay que resaltar. Por favor, ten en cuenta estos puntos antes de decidir sobre un castigo específico.


Los castigos NO niegan el derecho a la palabra de seguridad. A algunas sumisas se les pone en situaciones peligrosas cuando se les dice que no pueden usar la palabra de seguridad durante un castigo. Esto es completamente falso. La sumisa tiene derecho a usar la palabra de seguridad en cualquier momento durante cualquier tipo de juego o castigo. Quitar el derecho a la palabra segura equivale a abuso, simple y llanamente. Nunca le digas a tu pareja que no puede usar su palabra de seguridad al castigarla, ni ignores la palabra de seguridad si tu sumisa la utiliza. Aparte de ser abuso, esto es extremadamente dañino para el bienestar mental y o físico de su pareja.


Nunca castigues cuando te enfades o como venganza. La ira nunca es una motivación saludable para un castigo. Los castigos, en esencia, son para el beneficio de la sumisa. Si el comportamiento de la sumisa ha enfurecido al Dominante, ambos deben tener un período de reflexión en el que puedan calmarse, pensar en un castigo apropiado y resolver el asunto en un momento posterior, después de una discusión sana sobre lo que sucedió.


Los límites NO deben ser usados como castigos. Independientemente de la experiencia que tu pareja o tú tengáis con los castigos, hay que tener claro que los límites duros no son castigos. Los límites duros nunca deben usarse para castigar porque límite duro significa "No quiero hacer esto bajo ninguna circunstancia." Usar un límite duro como castigo sería un acto de abuso, ya que los límites duros vienen con una palabra de seguridad automática incluida, porque se establecen específicamente como cosas con las que la persona se siente muy incómoda. Nunca amenaces con usar ni uses límites duros para castigar a una sumisa.


Emplea una discreción sana. Esto debe parecer obvio, pero no castigues a la sumisa si el romper las reglas estaba fuera de su control. Digamos que la sumisa tiene que acostarse a las 11 de la noche, pero que acaba de sufrir un trauma o una pérdida y no puede dormir. Lo correcto es permitirle que haga lo que sea que necesite para sobrellevar la situación, en lugar de castigarla por algo que no están haciendo a propósito. Por encima de todo, hay que hacer una prioridad de la seguridad y el bienestar de la sumisa.


Haz que el castigo tenga relación con la falta. Los castigos relacionados con la infracción son mucho más efectivos para cambiar el comportamiento que los castigos aleatorios. Por ejemplo, si la sumisa se corre sin permiso, intenta emplear un castigo de la sección "Control del orgasmo" (más abajo). Esto reforzará el razonamiento de la sumisa y la guiará más eficazmente a la hora de tomar mejores decisiones en el futuro. También hay castigos que funcionan mejor para dinámicas específicas, como las de littles (sumisas en la dinámica DD/lg: Daddy Dom/little girl – Papá/niña pequeña; puedes leer más sobre la dinámica DD/lg en este artículo y en este otro) o pets (mascotas); si es tu caso puedes encontrarlos más abajo. (Si quieres saber más sobre los distintos tipos de sumisas que existen, puedes leer este artículo.)

Haz que los castigos sean coherentes y proporcionales a la falta. Procura mantener un comportamiento coherente con respecto a las faltas de tu sumisa, y que los castigos que le impongas sean proporcionales a las faltas cometidas. Si por similares fallos de conductas unas veces la castigas y otras no, o unas veces le impones un castigo severo y otras un castigo leve, la sumisa acabará por no ver clara la relación entre el castigo y la falta, lo que acabará produciendo que los castigos no tengan ninguna efectividad.


Deja siempre claro a tu sumisa que la estás castigando. Como se ha mencionado más arriba, hay muchas prácticas que se pueden emplear para la diversión de uno o de ambos, pero que también se pueden utilizar para castigar. Esto lleva a la sumisa a la confusión si no le especificas en cada caso si se trata de un castigo o no. Si no lo aclaras, la sumisa puede acabar sintiendo que cada práctica de una sesión es un castigo, con el consiguiente deterioro emocional. Una de las maneras más efectivas de arruinar una sesión en la que creías que os estabais divirtiendo los dos es que de repente la sumisa te pregunte: ¿por qué me está castigando ahora?


El cuidado posterior (aftercare) es absolutamente necesario. Como con cualquier tipo de práctica BDSM, es necesario emplear el cuidado posterior a la sesión. Esto es especialmente importante durante los castigos porque, muchas veces, la sumisa se consume con sentimientos de culpa y decepción. Después de un castigo, el Dominante necesita dar a su sumisa cuidados posteriores que incluyan una conversación sobre por qué fue castigada, lo orgulloso que está el Dominante de que ella haya aceptado tan bien el castigo, y que asegure que no hay sentimientos negativos entre ambos. La sumisa debe abandonar la sesión de castigo sintiéndose perdonada por sus errores y orgullosa de sí misma por hacer las cosas bien con su Dominante. Nunca dejes sola a tu sumisa después de un castigo sin cuidados posteriores: puedes dañarla psicológicamente. (Puedes leer el artículo Subespacio, caída post-sesión y cuidados posteriores si deseas más información sobre esto.)



El ritual del castigo


Como se ha explicado en el apartado anterior, el castigo debe ser proporcional a la falta cometida. En muchas ocasiones, cuando la falta sea leve, normalmente bastará con aplicar un castigo leve en el mismo momento (por ejemplo, una amonestación verbal, o unos azotes breves y rápidos).


Sin embargo, cuando la falta sea más grave el castigo también deberá serlo. Como el objetivo del castigo es corregir la conducta de la sumisa, cuando se trata de faltas más grave es aconsejable acompañar al castigo de un ritual que asegure que el castigo cumpla su cometido, o sea, corregir la conducta. La utilización de un ritual, además, permitirá a la sumisa distinguir perfectamente entre un castigo y una práctica de sesión que no lo es.


Estas son las fases típicas de un ritual de castigo:

  1. Tras reconocer la necesidad de corregir el comportamiento indeseado, es recomendable una conversación con la sumisa que aclare los motivos del mismo (¿qué pensaba?, ¿por qué actuó de esa manera?, ¿por qué tomó esa opción?… etc.) Durante la misma, el Dominante debe hacer patente su descontento y decepción.

  2. Se impondrá a la sumisa un periodo de reflexión (que no debe ser demasiado dilatado) sobre los motivos y consecuencias de su actitud, y que servirá de anticipación al consiguiente castigo.

  3. El Dominante llamará a su presencia a la sumisa y, tras recordarle su descontento y los motivos que lo provocaron, se iniciará el castigo propiamente dicho.

  4. Tras la finalización del castigo se aconseja la práctica del aftercare (mira el apartado “El cuidado posterior (aftercare) es absolutamente necesario” más arriba).



Los castigos más típicos


A continuación daremos un repaso breve de los castigos más típicos junto con algunas ideas sobre para qué son más efectivos.



Humillación


Una buena manera de conseguir que una sumisa se porte bien es humillarla cuando ha hecho algo mal. Hay varias maneras de llevarlo a cabo, dependiendo de tu dinámica y de tus prácticas preferidas, pero es una manera efectiva de transmitir el mensaje.


Restricción de ropa. La restricción de ropa puede hacerse tanto en el ámbito privado como en público. La restricción puede ir desde no permitir que lleve ninguna prenda de vestir (en ambientes legales o privados), hasta ordenar que se muestre una cierta cantidad de piel, o elegir un vestido o un collar específico para la sumisa. Para las sumisas tímidas, la restricción de ropa puede resultar en una sensación intensa. Este es un castigo especialmente bueno para las sumisas que han dicho comentarios negativos sobre sus cuerpos.


Pañales. Para las ABDL (Adult Baby – Diaper Lover: bebé adulto – amantes de los pañales; personas adultas que tienen como fetiche el uso de pañales) o las little, esto puede ser una recompensa o un castigo. Dependiendo de lo a gusto que la sumisa se sienta con un pañal, los pañales se pueden utilizar como un castigo que se vincula con la humillación. Hacer que, por un tiempo determinado, sólo pueda orinar con el pañal, o que lo use en casa como única prenda de ropa puede ser muy humillante para algunas personas.


Sissificación. La sissificación es una práctica más común en los sumisos masculinos. Es el acto de hacer que un hombre se sienta como una mujer y humillarlo basándose en su presentación como tal. Esto puede ser muy efectivo para algunas personas, pero puede ser muy problemático para otras. Ten cuidado de no usar esta práctica como castigo con los transexuales o con las sumisas no conformes con su género sin su consentimiento explícito, ya que puede desencadenar muy fácilmente la disforia y causar graves problemas emocionales.


Humillación pública. La humillación pública se puede hacer de cualquier manera sutil que avergüence a un sumisa sin quebrantar ninguna ley obvia. Algunos ejemplos incluyen hacerle usar un tapón anal o un vibrador a control remoto para ir a cenar, o hacerle arrodillarse en reuniones sociales. Trabaja esta idea dentro de los límites específicos de tu sumisa para estar seguro de que es suficiente como para avergonzarla, pero sin hacerlo insoportablemente incómodo.



Control del orgasmo


El control del orgasmo es simplemente eso: controlar los orgasmos de la sumisa. La mayoría de estos tipos de castigos se utilizan para las sumisas que rompen las reglas sobre los orgasmos, ya sea por correrse sin permiso o por estimularse cuando tenían prohibido tocarse. Controlar los orgasmos es una muy buena forma de enseñar a la sumisa a quién pertenecen sus orgasmos.


Borde. El borde es el acto de llevar a tu pareja al borde del orgasmo, y luego negarle la liberación. Esto se puede hacer varias veces, incluso en poco tiempo. Es una pequeña tortura psicológica, especialmente indicada para las que se corren sin permiso.


Restricción de juguetes. Para un sumisa acostumbrada a usar juguetes durante la masturbación o las sesiones, la restricción de juguetes es un castigo muy eficaz. Es especialmente bueno para las sumisas que tienen dificultades para alcanzar el orgasmo sin juguetes, ya que les hace las cosas muy frustrantes muy rápidamente. Un castigo perverso puede incluso combinar restricciones de juguetes con una cuota de orgasmos que debe alcanzar al día para salir de la restricción. Se hundirá en la desesperación muy rápidamente y aprenderá la lección fácilmente.


Orgasmos forzados. El orgasmo forzado es otro gran castigo para las sumisas que se corren sin permiso. Convierte una gran sensación en una tortura muy rápidamente. Esto es especialmente bueno con juguetes como el Hitachi o un Sybian. Concéntrate en una meta, ya sea en el número de orgasmos o en una cantidad específica de tiempo. Una hora a bordo de un Hitachi puede realmente ser la cosa más agónica del mundo para algunas personas, debido a la sensibilidad aumentada después de cada orgasmo.


Negación. La negación es lo opuesto a los orgasmos forzados. Es como un borde, pero no hay orgasmo al final de la sesión. Puedes hacerlo mientras se usas juguetes con la sumisa y no le permites que tenga un orgasmo, o lo puedes hacer por restricción de orgasmos, o incluso haciendo que se toque a sí misma por un período más largo de tiempo.


Castidad. La castidad, al igual que la negación, es el rechazo de los orgasmos. Sin embargo, con la castidad, la sumisa es completamente incapaz de tocarse a sí misma, aunque quisiera. Hay dispositivos de castidad que se pueden comprar, tanto para sumisas como para sumisos, que se aseguran de que están siguiendo las órdenes correctamente.



Disciplina Doméstica


La disciplina doméstica incluye actividades que se pueden realizar dentro del hogar. Algunas de estas incluyen modificaciones o restricciones de comportamiento. Aunque algunas de estas actividades también se pueden hacer fuera del hogar, estos son buenos ejemplos de cosas que las parejas que viven juntas pueden hacer para castigar.


Tareas. Las tareas no sólo benefician a toda la familia, sino que también pueden ser un castigo eficaz para las sumisas rebeldes. Las tareas adicionales pueden ser especialmente penosas si le haces limpiar el baño con un cepillo de dientes, o si le haces lavar los platos con pinzas en los pezones.


Restricción de muebles. Especialmente indicado para las personas en el juego de mascotas, la restricción de muebles impone una la limitación a la sumisa sobre donde puede sentarse o acostarse. Exige que se siente en el suelo en lugar de en los sofás o que duerma en el suelo junto a la cama si ha sido desafiante.


Jaula. Otro buen castigo, especialmente para las mascotas. Las jaulas se pueden usar para hacer que la sumisa reflexione sobre las razones por las que ha sido castigada. Asegúrate de usar una jaula lo suficientemente pequeña para restringir su libertad de movimientos, pero lo suficientemente grande como para que no se lastime si pasa demasiado tiempo en ella.


Hora de acostarse. Un clásico para las little. La hora de acostarse es buena para las estudiantes universitarias que no hacen sus tareas, o para las adultas que se distraen fácilmente con el trabajo que tienen que hacer. Establece reglas que requieran que cumplan todas sus obligaciones, y haz cumplir la hora de acostarse temprano para asegurarte de que esté bien descansada (y se frustre fácilmente) cuando no siga esas reglas.


Tiempo muerto. Otro castigo para reflexionar. Los tiempos muertos son buenos para las sumisas brat (sumisas que prefieren una dinámica en la que se comportan mal y retan a su Dominante hasta que éste las somete) y little porque les hace reflexionar sobre lo que hicieron mal. Ponla en un rincón o en una "silla de pensar" especial para que sepa que están siendo castigada. Aumenta el tiempo o agrega otros castigos si rompe las reglas más de una vez.


Privación sensorial. La privación sensorial es muy parecida al tiempo muerto, pero se puede usar para añadir tormento psicológico. Pon tapones en los oídos de la sumisa o auriculares en sus orejas, véndale los ojos y átala a una cama o silla, e ignórala completamente por un tiempo. Esto la desensibiliza y no sólo la hace reflexionar sobre las razones para el castigo, sino que hace que se sienta muy incómoda, asegurando que no querrá terminar aislada otra vez.


Cosificación. La cosificación es divertida para los dominantes a quienes les gustan que sus sumisas les sirvan durante el castigo. Haga que se arrodille y se convierta en tu banqueta o mesa de centro mientras ves la televisión o te pone al día con tu trabajo. Es aún mejor cuando tiene que hacerlo completamente desnuda y/o delante de los invitados.


Restricción dietética. Si una sumisa ha hecho algo en contra de las reglas, puedes hacer que siga una dieta estricta. Esto es especialmente útil para aquellos que utilizan la modificación del comportamiento para perder o aumentar de peso. Sin embargo, ten cuidado de asegurarse de que la sumisa siga alimentándose correctamente para su salud. Para las little, comprueba si quieren seguir portándose mal después de que le quites el privilegio del postre. En el caso de las mascotas, haz que coma en un tazón en el suelo en cada comida.


Restricción del habla. Para las sumisas irrespetuosos, puedes castigarlas quitándoles el derecho a usar el pronombre personal, haciendo que se refieran a sí mismas como "esta chica", "tu puta", "el cachorrito del Amo" o cualquier otra cosa que quieras usar. También puedes hacer que sea una regla que deba referirse a ti por tu título Dominante en todo momento, incluso en público. Tener que recordar sus restricciones en el habla las mantendrá pensando en su castigo todo el día.



Castigo corporal